Sobre el prologo y un fragmento del segundo capítulo de: El hombre light, una vida sin valores de Enrique Rojas.
Define, Enrique Rojas, al hombre light como el sujeto que emerge de una sociedad seducida por el hedonismo, el consumismo, la permisividad y la relatividad, cimentado en el creciente e inherente materialismo que caracteriza al mundo moderno. Es decir, un producto moldeado e ideado sin valores, sin capacidad de razonar, sin contenido, sin convicciones, sin sustancia, manipulado para encajar en una sociedad en donde alcanzar la felicidad es sinónimo de entregarse al dinero, al éxito, al poder, al gozo ilimitado y sin restricciones. Diagnostica el autor del libro a este hombre como una “enfermedad” cuyo fatal desenlace es triste y pesimista, pues vive en una felicidad parcial.
En medida en que releía a regañadientes las líneas aburridas y directas del autor me daba cuenta que no soy la persona a la que va dedicada este libro. En ciertos puntos compartimos opinión, ambos pensamos que las personas deberían de razonar más y no hacer las cosas por moda o porque es lo más fácil. Hay que romper el paradigma que nos impide cambiar para bien nuestra forma de pensar, de ser. Hay que ser heroicos en nuestras empresas y realizarlas con entusiasmo y convicción. Sin embargo, la forma y el modo en el que el autor intenta despertar a esta sociedad aletargada no se me hacen del todo razonables.
Apunto que, a pesar de que el autor intenta hacer una “buena obra”, lo hace desde un punto de vista cerrado, despreciando por completo al llamado hombre light y además afirmando su infelicidad debido a su falta de moralidad, lo cual no es necesariamente cierto, de hecho se me hace más lógico pensar que una moral alta restringe tu rango de actividades felices, pues, no puedes ser feliz si en el camino impediste la felicidad de alguien más de manera directa o indirecta. Y más aún, si tu moral es exageradamente alta, no puedes ser feliz de ningún modo, porque sería inmoral sentirte feliz cuando hay miles de personas que no lo son.
El hombre light está generalizado a partir de deducciones del autor, que, si su modo de generar hipótesis y teorías es tan cerrado como su modo de atacar al comunismo, seguramente son deducciones infundadas, carentes de objetividad. Me parece irónico que ataque al consumismo y su hijo bastardo publicando un libro ideado para venderse, un best seller. Simplemente no va.
La banalidad del ser humano no es un tema nuevo, no es inherente de estos tiempos. Toda actividad humana es perfectible y por lo tanto falible, desde siempre se ha buscado actuar de manera ética, no hay normas ni reglas salvo las que se generan desde un punto de vista lógico, pero todas estas son teóricas. Sin un modelo a seguir, la sociedad se ha encarrilado por el camino fácil, por lo que hacen los demás, por lo estadísticamente correcto. Lo ideal no sería corregirlos imponiéndoles un nuevo camino lleno de promesas intelectuales y espirituales, comprometiéndose con la sociedad siendo un ser humano consistente y con valores. Lo ideal sería encarrilarlos a razonar y que ellos mismos encuentren cómo y por qué desean llevar cierto tipo de vida; si su raciocinio es correcto y objetivo, entonces llevaran una vida equilibrada entre los valores materiales y espirituales.
Lo que más me molesta del autor es su mercadotecnia, vendiéndote la idea de que siendo una persona con alta moral y buenos valores vas a ser feliz. Si realmente tienes valores morales fundamentados, requeriste de pensar y razonar tus acciones humanas, de intelectualizar tu existencia. Y es aquí donde hago uso de una frase célebre y una cita de Ernest Hemingway respectivamente: “La ignorancia es una bendición” y “Personas inteligentes, y a la vez felices, es la cosa más rara que he visto.”